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Hambre emocional, ansiedad,comida e industria


Hoy vamos a hablar del hambre emocional, y su relación con la industria alimentaria, y esa ansiedad que nos generan ciertos alimentos.

Es un tema muy amplio, que podríamos dividir en muchos subtemas, por lo que voy a tratar de ser lo más concisa posible, y mostraros una visión global, aunque precisa al mismo tiempo, que os ayude a comprenderlo mejor y tomar conciencia.

A su vez, veréis que está muy relacionado con el tema anterior de la recompensa inmediata, pero todo a su tiempo.

Ahora vamos a ver a qué nos referimos cuando hablamos de hambre emocional

Seguro has escuchado la frase de : "Es que cuando estoy nerviosa, me da hambre", o "es que después de comer, tengo que tomarme un trocito de chocolate".

En ambos casos, estamos hablado de hambre emocional. Realmente, todos sentimos hambre emocional. Es inevitable sentir emociones en torno a la comida. La usamos culturalmente para todo: mostrar amor, felicidad (celebraciones con los amigos o familia)... El problema viene, cuando utilizamos la comida, para "esconder" o no prestar atención y analizar, emociones que estamos sintiendo.

Para ello, es importante aprender a diferenciar entre hambre emocional (asociada a alguna emoción: alegría, tristeza, aburrimiento, soledad, rabia, estrés, ansiedad, nerviosismo...), o hambre real (fisiológica).

Cuando nos de hambre, debemos pararnos, escucharnos, y analizar qué tipo de hambre es.

Pero, ¿Por qué en el hambre emocional aparece deseo de alimentos específicos, y no se nos antoja por ejemplo una lechuga o un potaje?

Muy sencillo, a nivel cerebral existe un centro llamado, el centro de recompensa, o centro del placer, el cual se activa a través de una hormona llamada dopamina. Dicha hormona es secretada en mayor grado con alimentos más palatables. Es decir, aquellos más ricos en azúcar, grasa y sal. Ya que son los que más estimulan nuestras papilas gustativas. Esto sucede especialmente con el azúcar, ya que en cada una de nuestras papilas gustativas existen receptores específicos para el azúcar.

Es por ello, que cuando nos sentimos tristes, o nerviosos, buscamos calmar ese sentimiento, mediante este tipo de alimentos.

Pero eso no sería la solución, sino como decía antes, debemos prestar atención a esa emoción que estamos sintiendo, y trabajarlo con el profesional adecuado (psicóloga/o)

Retomando el tema del centro del placer y la dopamina, os diré que a priori, esto no debería ser un problema. De hecho es un proceso fisiológico natural, que nos ha permitido sobrevivir a lo largo del tiempo. Pero claro, antiguamente, en la época de las cavernas, en la cual había épocas de escasez, los alimentos más grasos eran los animales que cazábamos, y los alimentos más dulces, eran la miel y la fruta. Cubríamos así nuestras necesidades. Nos permitían sobrevivir a esas hambrunas y por su puesto, no vivíamos en esta época de opulencia y sedentarismo.

El problema además es que hoy día, los productos de la industria no son muy palatables, sino ultrapalatables, y rompen todas nuestras barreras y mecanismos específicos y fisiológicos que nos dicen: para. (Nunca hubo slogan más acertado que el de: "cuando haces pop ya no hay stop".

Y esto lo sabe la industria alimentaria. Es más, esta no deja nada al azar. En sus productos está todo estudiado al milímetro. Desde el color del envase, pasando por el aroma y efecto crujiente, sabor y por supuesto emociones que evoca. Comemos con los sentidos y por supuesto las emociones. No obstante, el tema de los sentidos los dejaremos para otro día.

Hoy nos vamos a centrar solo en uno de ellos. El sabor. El cual está relacionado con esa triada que os comentaba de azúcar, sal y grasa.

¿Realmente creeis que la cantidad de cada uno de estos ingredientes no está medida?

Os confesaré algo que aprendí leyendo el libro "Adictos a la comida basura" de Michael Moss y el cual os recomiendo leer encarecidamente. En este libro aprendí muchas cosas, pero una de las que más me impacto pudo ser, el punto de éxtasis.

Es así como la industria llama a ese punto (o puntos) en los cuales el consumidor experimenta el mayor grado de placer. Para todos los ingredientes de la comida o bebida va a haber una concentración óptima que hace que se estimule al máximo nuestro placer sensorial.

Para dar con el mismo, realizan sofisticados experimentos en el laboratorio, realizando catas con muestras de población muy grandes. Su finalidad es estudiar al máximo al consumidor, para ver qué necesidades tiene y así cubrirlas. En lo referente al punto de éxtasis y su relación con el azúcar (aunque sería aplicable al resto de ingredientes), los estudios consistirían en dar muestras del producto que quieren sacar al mercado, con diferentes concentraciones de azúcar. Cada vez una concentración un poquito mayor. Así, los sujetos participantes del estudio van constestando si les gusta o no.

Pues bien, el punto de éxtasis sería esa máxima concentración de azúcar que puede tolerar el paladar sin que le resulte demasiado dulce. Por tanto, se quedarían con la última muestra que les haya gustado, y ese es el punto de éxtasis.

Este punto, es el que hace que te de ansiedad por ciertos alimentos, que digas: "tengo antojo de..." Y también es el responsable de que no puedas parar de comer cuando te enfrentas a una situación de hambre emocional.

De hecho la industria llega a hacer estudios en los que incluye escáneres del cerebro, para ver qué partes se activan con el consumo de azúcar, y se ha observado que se iluminan las mismas áreas y de la misma manera que lo hace con el consumo de cocaina.

Os dejo aquí un estudio, aunque hay muchos hablando de la adicción al azúcar, o incluso de que puede producir síndrome de abstinencia como este otro.

Un problema añadido, al igual que con cualquier adicción, sería el grado de tolerancia. Cada vez va a ser necesaria mayor cantidad de azúcar, para recibir ese estímulo placentero a nivel cerebral.

De hecho, las personas con obesidad tienen menos sensibilidad en sus receptores de dopamina, por lo que necesitan mayores cantidades de la misma para sentir placer, y por tanto, más ingesta de azúcar o alimentos palatables para llegar a experimentar esa sensación. En resumidas cuentas, mayor tolerancia.

Este aumento del umbral de tolerancia al dulce, es bien sabido por la industria (de ahí que cada vez añada más azúcar a los alimentos, y sobre todo los dedicados a los niños, para así acostumbrarlos desde bebes a sabores muy dulces-> Hoy día, un niño de 8 años ha consumido más azúcar que su abuelo en toda su vida. Estudio ANIBES). (Si queréis verlo de manera visual, os aconsejo: sinazucar.org-> ejemplo)

Como veis, hay mucho detrás de ese hambre emocional. Incluso más aspectos, pero no se puede ver todo aquí. Es por ello que en consulta explico todo más en detalle, asegurándome que no se sacan conclusiones erróneas, sino que llega bien el mensaje, y se trabaja a nivel individual.

Si quieres que te ayude, CONTACTA


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